De entre las monótonas presencias emergiste, tal loto de turbias aguas.
Inexplicable aconteció uniendo un fragmento de ti conmigo, la esencia de un hilo blanco conectó nuestros vivaces impulsos.
Eternos delirios compartimos en la cúspide inalcanzable, donde miradas no ven ni recuerdan mentes. Vestidos de poesía, yaciendo sobre nubes... bajo cielo de tragedia. Obtuvimos de la confianza el permiso y de la esperanza la bendición... solo para perderlas.
¡Oh, Duende de las Ilusiones, interpretaste para mí tu última copla!
Corona de mi aparición tu destello esmeralda fue, así la magia del último suspiro del día cuando cae derrotado frente a la noche; mi espera fue mortal.
... Perdóname...
¡Cómo desearía estrechar tu disculpa!
Extraviar la razón mientras danzo bajo tu hechizo; perseguir tu aroma embriagante de madre selva; seguir incondicional tu lánguida estela; ligarme a tu existir para morir en tu piel y consumirnos juntos.
No era el sendero, solo un paradisíaco descanso para desviar.
Apartado por el destino, la Inevitable reclamó tu alma desde los fuegos.
La parte de mí que desde suave manto observa, lo vio. Pues no fue bajar de nuestra seda resolución sino consecuencia de la promesa.
Recién entiendo. Tras amarnos...
Recién entiendo. Tras amarnos...
...no estabas volando... sino cayendo.
La música de fondo más esto, es como que... viajé.
ResponderEliminarSomos dos.
ResponderEliminarLa inspiración principal proviene del sendero que recorro cada día hasta el liceo, el cual conoces; desde hace días veo caer las hojas secas a mi alrededor.
Se ven hermosas bajando desde lo alto, parecen flotar con elegancia... para luego golpear secamente el suelo.
No hay más camino para los moribundos viajeros.