Los árboles circundaban la plaza acobijando en su sombra el descanso de algún viajero, las risas de los niños sobre las hamacas se convertían en pájaros impulsados suavemente por brisa, el dulce líquido bordó fluía entre los labios de los empedernidos jugadores de Truco, sentados sobre la tierra y bajo el sol.
Así podría continuar la descripción de un paisaje harto conocido, como si de una obra se tratase en la que los guiones se abriesen repetidamente en la misma página.
Nada había diferente.
Pareciera me estaba esperando, escondido en algún pozo del pavimento.
A toda velocidad su tayectoria no era interrumpida... sino por mí.
Recuerdo silencio pero no podría asegurar cuánto duró.
Se dirigía hacia mí, nadie podía actuar más que el destino.
...
Me encontraba sobre la vereda a varios pasos del vehículo, observándolo sin preocupación. El eco de la frenada quebró la nube de ensoñación. Los gritos de la gente a mi alrededor, el Truco cesó y un anciano se acercó a mí.
"-¡Qué suerte subiste a la vereda, mi 'ja! ¿'tás bien?
-Sí, gracias. -contesté sonriendo pero no supe a qué se refería.
Sus ojos me observaban mientras tanteaba su corazón, parecía sudar.
"-Dios la bendiga."
El hombre sobre el coche sonreía sin observarme y simplemente se marchó.
Continué mi camino.
El silencio regresó, solo escuchaba mi caminar entre las filas de desnudos árboles... como siempre. Mi corazón permanecía tranquilo y aún me preguntó qué sucedió.
¿Por qué gritó esa gente?
Realmente ¿habría muerto hoy?
El mundo recibe a cada alma con una misión, con un propósito que debe cumplir; sea cual sea.
Una vez en el camino la única salida es hacia adelante.Todavía no he cumplido mi misión, todavía no puedo partir...
Hoy confirmé que existes, vives en mí.
La Fuerza.
Hoy me salvaste.