viernes, 6 de julio de 2012

Esencia.




Si la curiosidad los invita a apoyarse en el balcón de mi párpado a contemplar el mundo, predecible es que el clamar desde las fosas de éste les persuada. Humedecidos lamentos consumirían su brío y el guante de realización de la ironía cubriría sus bocas, reservándolas del preciado alimento de los pulmones; mientras la compasión, enfundando la otra mano, perfila sus espíritus hacia aquel sendero sin final.
No se marchen antes de tiempo, pues algunos lo han logrado. Son los que pagaron las deudas de gracia y emprenden el ansiado retorno.
Partículas de sabiduría componen el paisaje con un cegante resplandor para los ojos del aprendiz; el auge de lo inconcebible.



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