viernes, 6 de julio de 2012

Primer trazo.


Así es que me he escondido tras una fortaleza esotérica de frondosidades espejadas hacia los valles exteriores
Frescos valles  sin rocas ni cardos; con ríos de aguas cristalinas y árboles de denso follaje bajo los cuales reposar tras haber surcado las colinas, cabalgando sobre la dicha. Acoge casi a toda criatura que elige asolearse en él.
¡Si supieran cuan magno es mi deleite al contemplarlos desde las almenas de jade! Sonríen con satisfacción.
Casualmente me imagino incapaz de captar sus propósitos, cuando resulta más importante el sonreír.


Reina el asombro frente al individuo que se detiene a contemplar las murallas, adecuado es recordar que los escoltas del mañana, hoy son existencias impresionables y pulcras; para los demás son intangibles.
No por nobles y fuertes, que viven ya en mí, ni por abrumados vulgares, cuyas voces susurran a mi sombra, temo; sino por los vacilantes de entre estos clanes. Si bien son vasallos desorientados, riguroso resulta ser la causa de su sublimación.

La única opción es atravesar sus corazones con una espada en forma de verdad y orar con la esperanza en su vigor.

Deber es del maestro fortalecer al aprendiz, costando más de una vida; el tiempo no transcurre en segundos, más bien en ciclos.
Modelan pues lo más valioso que un ser humano posee, mientras los dioses contemplan con atención.






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