lunes, 11 de febrero de 2013

¿Sabes?


Aún vive en el Reino de mis Iluciones tu esencia, tan perfecta y simple como la primera vez. Despojada de tu cuerpo, ahora es libre de abrazarse a mí, de envolver mi fuego con la perla de tu antigua piel.
Puede mirar mi memoria la débil aurora de oro ahogada por los mares de nostalgia que embeben tus ojos, tal y como la primera vez.
¿Qué había en ellos ese día? Las olas salvajes se suavizaron  solo un instante y como una hermosa burbuja de diamante azul, detuvieron mis latidos colándose entre mis cimientos de roca. Su fuerza moldeó nuevos rostros en mis monumentos, dio un nuevo dibujo a los azulejos que revisten las habitaciones mas profundas de mi mente... el dolor más agudo y bello que jamás había sufrido.

Cuando escapabas de la vista, correteando entre los árboles de recuerdos, brincando alto sobre las filosas piedras entre las que la mentira se escabulle, mimetizando tu risa en el tintineo de las gotas de rocío; mi pequeño duende, un efímero ahogo ocupaba mi pecho al temer extraviarte... como la primera vez.

Te has hecho uno con la perfecta energía, con el dulce amor rojo que pende en los manzanos del valle de mi confidencia; donde vivirás eternamente para hacernos sonreír, para algún día volverme a tu naturaleza.

Por eso, desde hoy te presento mis disculpas, pues jamás permitiré que caigas al abismo del olvido ni que el bien de tu alma sufra los castigos pertinentes, todo aquello que dijiste mereces.

En la dimensión de mi alma, serás por siempre libre, por siempre perfecto; como la primera vez...

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